La falta de originalidad en algunas campañas publicitarias, o mejor dicho, su falta de creatividad, es motivo de preocupación para mí, que he enseñado el curso de creatividad publicitaria.
Es que, hay bastantes excepciones, claro, pero parecería que no se quiere pensar más allá de lo indispensable y así tenemos una presencia publicitaria pobre, bastante chata.
Y esto va en desmedro de la profesión y afecta directamente a los clientes que aceptan prácticamente cualquier cosa, sin pararse a pensar que la publicidad va mucho más allá de los precios rebajados, las ofertas y toda esa terminología con la que se quiere disfrazar un anzuelo económico.
La publicidad va mucho más allá, digo, porque debe ser un guiño a la inteligencia y no un señuelo para la billetera; exige y necesita la participación activa de una audiencia que encuentre en ella una motivación que no sea principal y únicamente dineraria.
Esa publicidad inteligente es la que se echa a faltar cuando los gritos, números bajos y colores reemplazan a las argumentaciones bien pensadas y atractivas. Cuando termina primando la guarnición en vez del plato principal.
Digo que me preocupa, no porque la creatividad no exista, que la hay, sino que existe una especie de complacencia o de resignación, ante modelos facilistas.
No creo para nada que a un verdadero creativo publicitario le guste que esto ande así. Rebelión creativa, es lo que debe haber para que el nivel de la publicidad se eleve.
Manolo Echegaray.
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