¡Qué suerte!
Debes haber tomado todas las precauciones para que sea así y barajado muchas posibilidades para que suceda. Tienes que haberte tomado tiempo y distancia para poder optar y confrontado cantidad de opiniones, que escuchaste cuidadosamente. Antes de actuar, es preciso que tengas claro lo que vas a hacer y el mayor número de variables revisadas.
Esto, por lo general lo va haciendo tu cerebro sin que te des mucha cuenta; escoges y descartas, escoges y descartas hasta que tienes claro tu objetivo. Es verdad que tienes que tener un “input” que te permita hacer una selección y el suficiente sentido común (que dicen que es el menos común de los sentidos) para que ella sea correcta.
En tu vida profesional vas a seguir este proceso cada vez que necesites tomar una decisión y si lo miramos bien, va a suceder en tu vida personal también.
Tener claras las cosas requiere de ensayo y error, que enfrentarás, repito, muchas veces sin fijarte en ello y conforme avances en tu carrera y adquieras experiencia, porque tu bagaje será más rico que al comienzo, será casi automático. Pero lo que debes tener en cuenta, es que nada sucede veloz a la primera vez. No seas como el burro de la fábula de Iriarte, que tocó la flauta por casualidad. ¿Sabes? La publicidad no admite las casualidades.
Manolo Echegaray.
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