No es la primera vez que escribo sobre esto, pero creo que vale la pena volver a comentarlo y me van a perdonar si es que ya leyeron sobre el asunto… El tema es el mismo, pero la música diferente.
En publicidad, a esas cortas músicas generalmente cantadas que aparecen en comerciales se llaman “jingles” (tintineos, traducido del inglés). La palabra “jingle” se ha incorporado a nuestro diario hablar y no usamos otra para referirnos a los… ¡jingles!
¿Pero cuál es la función de esta pequeña pieza musical, generalmente pasajera (no por poco recordada, sino que por esencia la publicidad es veloz y estamos expuestos a escuchar miles de jingles)? Primero, llama la atención y sirve como recordatorio, pues reconocemos inmediatamente un jingle que hemos escuchado varias veces. La música suele ser sencilla y repetirse, para “fijar”. Cuando existe una letra, esta también es sencilla de forma que pueda recordarse fácilmente. El recurso de la métrica y la rima son importantes para esto. En el plano puramente musical, mi opinión no va más allá que la de un oyente y profesional de la publicidad que ha escrito las letras de montones de estas pequeñas piezas a lo largo de su carrera. Una vez, un músico amigo, conversando, me decía “tus letras son muy fáciles de musicalizar”, palabras que le agradezco siempre y que son un orgullo para mí, porque hablan bien de lo que hago.
Tuve mucho tiempo en mi pared de la oficina un letrero que rezaba: «NO HAY MÚSICA SI LAS PALABRAS NO CANTAN” y esta es una gran verdad, que me enseñó que es imposible musicalizar las páginas de una guía de teléfonos como letra, por ejemplo. Es que para escribir un jingle uno debe tener un “ritmo” interior, que lo transmitirá a la letra. Esto no supone necesariamente que uno tenga un tema musical pre determinado y le adapte la letra. Lo correcto es al revés: primero la letra, luego la música y después del acople, limar las impurezas para que el jingle suene bien. Si se trata solo de música, es un asunto en el que para lo único que intervendrá el redactor (si no es músico), va a ser para dar su opinión.
El jingle puede parecer banal y sólo un acompañamiento sonoro, pero la importancia que tiene en el éxito o fracaso de los spots que integra, es crucial. Uno puede olvidarse del comercial, pero un buen jingle trae a la memoria el recuerdo inmediato del producto. Por ejemplo, para muchos la palabra “Fruna” no dice nada, pero para otros y para mí, el jinglecito “Frunacatoinga, toinga toinga…” trae inmediatamente a la memoria el clásico dulcecito de D´Onofrio y “veo” el comercial y al heladero y vendedor de golosinas de la marca, moverse y saltar al compás de un pegajoso “…Toinga, toinga…”
Definitivamente, esas “musiquitas” son parte de nuestra vida.
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