Hace mucho tiempo había un comercial de radio que usaba esa frase. Se me quedó grabada; no el producto, que creo era un tónico para el cerebro.
¿Pensar cansa?
No lo creo; la mente es como un deportista: se mantiene en forma entrenando. Mente que no trabaja, se estanca, se estaciona, se duerme, se apaga.
Si creemos que el pensar cansa, será mejor que nos “cansemos” porque es la única manera de lograr que la mente funcione y sin que esta lo haga, estamos… ¡muertos!
La diferencia en esta tierra, que el ser humano tiene (y la ventaja) es que piensa. Otros animales reaccionan, mientras nosotros somos capaces de pensar; de unir y resolver de un modo que implica todo un proceso mental, en el que interviene de todo y del que somos exclusivos detentadores.
El cansancio al que uno se refiere, es en verdad pereza mental: no QUEREMOS pensar de un modo definido y en una dirección concreta.
“Eso cansa” referido al pensar, es una actitud muy común hoy en día, entre quienes se niegan a realizar el menor esfuerzo para hacer que sus neuronas funcionen. No podemos convertirnos en plantas o piedras mentales. Eso es declarar que hemos perdido y que preferimos echar una siestecita a caminar.
Lo malo es que poco a poco nos acostumbraremos y pensar requerirá tanto esfuerzo que no podremos hacerlo. No es un futuro muy promisorio para el que se dice rey de la creación.
No para el que quiere mantener la corona en su cabeza y mantener su cabeza.
Manolo Echegaray.
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