En publicidad uno tiene que escribir sobre algo; un producto o un servicio; algo institucional o puramente comercial. El hecho es que lo que se dice, siempre está referido a un algo o motivado por él. Se acostumbra uno y entonces, escribir sobre publicidad, que es lo que más o menos hago en este blog, es una especie de extensión de lo que empecé a hacer tantos años atrás.
Para escribir sobre publicidad, indudablemente hay que saber, como cuando se escribe sobre otra cosa cualquiera. Y de pronto uno se encuentra consultando, buscando en algún libro o forzando el recuerdo preciso que pugna por no salir. A veces me dicen que con los años que llevo redactando, para mí debe ser fácil componer cada post. Pues resulta que no es así y se encuentran lagunas impensadas que se tienen que cruzar sin mojarse. Descubres que como es natural, tienes una u otra falencia y es cuando me doy cuenta que escribir sigue sirviéndome para aprender.
Aprendo cada vez que la página en blanco pide un tema; aprendo porque le cogí el gusto; aprendo porque escribir sobre algo es como ir al colegio, como abrir puertas cerradas, como abrir los ojos de repente y descubrir.
“Simplemente escribir” no existe para mí. Tal vez porque así, no aprendo nada. Y me gusta aprender.
Manolo Echegaray.
13.4.2015.
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