El creativo publicitario sueña con formar parte de él alguna vez. No importa el nombre, su existencia se basa en que tiene a los más connotados publicitarios del mundo como integrantes aunque no sea “formalmente”. Ser famoso es un logro y trascender fronteras puede considerarse un sueño. Se sabe que fulano de tal y zutano, de “x” o “y” país son referentes reconocidos; los invitan a ser jurados de concursos y dictan conferencias en muchas partes.
¿Cómo se llega a eso?
La respuesta es sencilla: trabajando y haciéndolo de tal modo que se sea el mejor. No hay fórmulas intermedias ni magia alguna involucrada… Lo que hay son oportunidades que hay identificar y aprovechar. El camino es difícil y resulta complicado llegar, pero en publicidad lo que vale es el talento; ese que diferencia a los buenos del montón.
Uno debe aspirar y laborar por conseguirlo, pero nada se logrará si lo que se produce no cumple con el real fin de la publicidad. No se llega al salón de la fama por tener bonitos comerciales, sino porque siendo atractivos surten efecto y alcanzan un destacable éxito.
Acostumbrémonos a que cada campaña publicitaria que emprendamos o cualquier comercial que lleve nuestra firma no sea “uno más” sino una pieza única, recordable, agradable, motivadora y eficiente.
El camino a ser parte del salón de la fama, puede parecer largo y ser muy duro, pero vale la pena.
Manolo Echegaray.
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