Cuando uno escribe o trabaja algo para publicidad, la tendencia es a utilizarlo ahí mismo y “no perder el tiempo”.
No se suele acostumbrar a tomar distancia, la que permita un análisis desapasionado y más tranquilo. Es conveniente “dejar reposar” las ideas, para después traerlas de nuevo a primer plano y revisar.
Si bien la publicidad es siempre urgente, esta práctica del reposo nos va a beneficiar, porque lo que finalmente propongamos tendrá más cuerpo y sustento.
Aprendamos a que no todo lo inmediato es bueno y que necesitamos buenas ideas para hacer buena publicidad.
Las ideas pueden ser violentas como el rayo e iluminar como un relámpago, pero no deben ser pasajeras como estos. Han de permanecer y alumbrar con constancia.
Por eso es mejor cuando alrededor de una “idea genial” hay una especie de silencio, provocado por nosotros mismos. El silencio producido por la toma de distancia que permitirá una apreciación correcta.
Recordemos que la liebre veloz no siempre vence a la tortuga constante. Pensamiento, revisión y constancia: puntos a tener muy en cuenta.
Manolo Echegaray.
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