Hay ciertas oportunidades en que alguna persona “hace cuestión de estado” que algo se apruebe. Hacer esto es manifestar que lo dicho por esa persona es importante, supremamente importante y debe acatarse sin demora ni discusión alguna y si es que esta existe, los argumentos de quienes no están de acuerdo son barridos inmediatamente. Es un tema de “conmigo o contra mí”.
Esto sucede a veces con quienes tienen cierto grado de poder y quieren hacer prevalecer su opinión contra viento y marea, sin importarles básicamente nada.
Lo vemos cuando se quiere beneficiar a alguien favorito o cuando los argumentos que se tiene son pobres o sin mayor sustento.
Nos vamos a encontrar en situaciones así y es preciso que quienes están “del otro lado”, mantengan la calma y utilicen la lógica. Lo que nunca se debe hacer es ponerse de igual a igual y simplemente tratar de gritar más fuerte. Eso empeorará las cosas y empoderará al contrario ocasional, reafirmándolo en su posición.
Insisto en que las armas son la lógica y la paciencia. Hay que desmenuzar lo que esgrime quien quiere imponer su criterio y demostrar lo feble de su aseveración. No es sencillo y uno tiene que prepararse para discusiones en círculo y todas las estratagemas que emplea el que ve desvanecerse sus puntos. Recordemos el dicho de pelear como un gato panza arriba, que se suele emplear. Quien hace “cuestión de estado” usará de todos sus recursos, incluso de los que están vedados normalmente.
¿Y esto qué tiene que ver con la publicidad? Es lo que a veces sucede en una reunión en donde está el cliente y este dice “Lo haremos así, porque soy el cliente”. Bueno, la respuesta es que para qué ese cliente busca la asesoría de una agencia en temas de publicidad. Si él hará lo que quiera finalmente, que prescinda de ella, se ahorre dinero y a la agencia no le quite el tiempo ni le malogre el hígado.
Manolo Echegaray.
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