Para hacer un comercial de televisión que tenga éxito, hay que saber contar historias. Lo que parece fácil no lo es tanto y por eso vemos tanto comercial fallido, por no decir malo. No quiero decir con esto que TODOS los comerciales sean una historia, porque hay diferentes maneras de encarar un spot, desde el “producto héroe” hasta la oferta pura y dura; sin embargo, cuando hay una buena historia de por medio, uno se “engancha”.
Si la historia es sencilla, fácil de comprender y recordar con un principio, medio y final claros, puedo asegurar el éxito.
Cuando es una historia emocional, que toca fibras ocultas en el alma o es una que hace reír… ¡bingo! Lo importante es que se cuente bien la historia.
Recuerden los que alguna vez fueron de campamento, la fogata en la noche y el que contaba historias, a veces de miedo, logrando que cada uno fuera a dormir con el temor oculto latiéndole en el pecho. O piensen en los de la tribu primitiva que hacían un círculo alrededor del fuego mágico y escuchaban la historia de su gente. Oían a los cazadores narrar la cacería del bisonte con detalles, tan vívidos, que después la pintaban en las cuevas.
Contar historias es una habilidad que el creativo publicitario necesita. Sólo contándolas se asegura que su audiencia esté pendiente y quiera ver el spot una vez más, porque una buena historia nunca cansa, siempre se encontrarán detalles nuevos y eso es lo importante: los detalles hacen de un cuento banal una perfecta historia y la prolongan.
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