“Es el sonido de Nueva York”, respondí cuando el ejecutivo de cuentas me preguntó qué significaba ese título, en el texto del primer aviso de prensa, de una serie que preparé para AVIANCA. Me miró raro y pidió ver los bocetos mientras hojeaba los demás textos que tenían también titulares extraños. Estrambóticos, según él. Y nos dejó seguir.
El boceto era un dibujo que Víctor Marcos hizo, resumiendo gráficamente NY en el mejor estilo de los 80, con colores planos y tramas. Pantalones “pata de elefante”, corbatas de flores, pelucones, alguna guitarra eléctrica, edificios amables pero enormes, un avión gordito que surcaba el cielo, letreros luminosos con bombillas y en general una mezcolanza que solamente podía sonar como lo que decía el título.
Presentamos la campaña al gerente de la agencia (honestamente no recuerdo los demás avisos, salvo unos más de Bogotá y Cartagena) que no entendió bien, pero le pareció algo novedoso. Finalmente, el cliente aprobó la campaña y se publicó. ¡Full color, cuarto de página en el diario “El Comercio”!
No tengo una copia del aviso (guardé una “pruebas finas” impresas en papel couché por muchos años, hasta que se perdieron en alguna mudanza) pero tengo el recuerdo clarísimo de lo que batallamos Víctor Marcos, director de arte; Jaime Marrou, ejecutivo de la cuenta (a quien convencimos hasta que se puso de nuestro lado) y yo para convencer de algo que parecía loco, a todos los demás.
Fue una buena experiencia que demostró que las líneas aéreas no venden “el viaje en avión” sino el destino.
Manolo Echegaray.
Dejar un comentario