Se dice de aquellos avisos que suelen tener una ubicación preferencial dentro de muchos que son de similares características.
Es como deben ser siempre los avisos que uno haga. Deben destacarse de los demás, pero no solo por ubicación preferente, sino porque están hechos para ser vistos. Para atraer.
No es sencillo hacer un aviso que sea verdaderamente atractivo y además eficiente. Es decir, que funcione; que cumpla su cometido.
Generalmente no podemos elegir el producto y este puede no tener glamour propio; sin embargo –y aquí entra en juego la creatividad- debemos conseguir que sea atractivo, que llame la atención; que invite a probarlo.
No hay nada más corriente que un champú, un jabón o un dentífrico y sin embargo se transforman en belleza de cabello, sensación de caricia o sonrisa magnética.
No se trata de otra cosa que talento puesto al servicio de un producto, ofreciendo no solamente que limpia el pelo, la piel o los dientes, sino que hace “soñar” con resultados.
El glamour depende de lo que la publicidad, la buena publicidad, pueda conferir a un producto corriente.
Un aviso destacará siempre porque lo que lleva dentro y como mensaje, es relevante para el consumidor. Nada más.
Manolo Echegaray.
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