Cuando uno ve un comercial en apariencia simple, lo más probable es que detrás de esa máscara, exista una gran complejidad, no solo de producción laboriosa sino de guion detallado e ideas repensadas.
Eso que parece tan sencillo de captar, tan fácil de entender, suele llevar detrás todo un trabajo que hace que eso sea posible. Aquí no hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión y es por ello que se cuida tanto todo desde un punto a otro; desde que se comienza fijando las ideas hasta que se dan los últimos toques de edición.
Es difícil que un comercial se vea sencillo y logre transmitir del mismo modo su mensaje. El publicista debe lograr que en su comunicación se traten temas complejos, de modo inteligible; para ello es necesaria una gran dosis de información y la habilidad profesional suficiente para convertir a esta en mensajes claros y atractivos.
La próxima vez que veamos un comercial aparentemente simple, analicémoslo, dividámoslo en partes y llegaremos a la conclusión que allí hay muchísimo más de lo que parece. Es como en los actos de circo, donde los trapecistas parecen volar sin esfuerzo, o en el caso de una bailarina de ballet, que parece girar ingrávida sobre la punta de un pie. Detrás están el esfuerzo, la concentración, los ensayos repetidos y el profesionalismo que dan como resultado esa fluidez que admiramos. Lo mismo sucede con ese sencillo comercial, que no parece haber costado nada el hacer. Parece. Hay que admitir que las apariencias engañan.
Manolo Echegaray.
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