Es una frase conocida, pero que se hizo famosa hace un tiempo por el uso que de ella hizo José Portillo, de la ONPE (y que para la mayoría es una historia desconocida).
Para nosotros es una realidad, que en el mundo casi virtual de las computadoras en que nos desenvolvemos, cobra una inusitada veracidad.
Por lo general, casi todo lo referente al trabajo de comunicación entre clientes, medios, proveedores y agencias de publicidad, se hace vía correo electrónico. El registro de estas conversaciones, órdenes y demás documentos intercambiados, existe y se crea automáticamente en la computadora. Si por error se borra algo, puede rescatárselo con un poco de dedicación. Pero “papelito manda” y a veces no se tiene como probar algún tema, porque se carece del “papelito” y otros pueden negar haber recibido la información o esta haberse ido a la carpeta de “spam” o basura, que se desecha muchas veces sin ver.
La vieja costumbre de asentar en papel las cosas, se ha perdido en el día a día y ha sido electrónicamente reemplazada. Es verdad que es mucho más veloz, pero también que –aparentemente- no deja huella. En realidad si queda y se le puede seguir la pista, pero eso toma su tiempo y en una época y negocio de velocidades supersónicas, eso, más que un alivio, puede ser una desgracia.
No propongo que se escriba TODO para dejar registro fehaciente de ello, pero sí que no nos confiemos mucho en la oralidad (que puede ser negada u olvidada), ni en los famosos e-mails. No se trata de una vuelta al pasado y la negación de los avances, sino que siempre hay cosas que merecen tenerse por escrito. “Papelito manda” es una verdad de tamaño monumental y bien haríamos en hacerle caso.
Nos evitaríamos mucho problema.
Manolo Echegaray.
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