Tener éxito es muy diferente a tener suerte.
Generalmente se desea “¡suerte!” y con ello se conforman el que lo desea y quien lo recibe. Es decir, se conforman con lo que venga. Se conforman con el azar. La suerte es fruto de la casualidad, pero el éxito nunca.
El éxito es perseguido, construido, elaborado pacientemente con miras a un fin último positivo. Alcanzar el éxito es alcanzar la meta trazada.
Por eso cuando me desean suerte, aunque suene a presuntuoso, suelo corregir, diciendo “éxito”. Generalmente esto genera perplejidad, pero tengo bien claro que en lo que emprenda, deberé alcanzar el éxito y no pienso dejarlo a las posibilidades de una suerte que puede ser buena o mala. Fasta o nefasta. El éxito siempre es positivo y la suerte puede ser adversa, negativa, mala.
El éxito se consigue con la dedicación y el trabajo. Hay un mucho de aporte personal en su obtención. Es algo de lo que podemos sentirnos orgullosos porque lo hemos planificado y elaborado pacientemente. Es fruto de aciertos y errores; de aprendizaje e información. Es fruto de decisiones meditadas y acertadas. El éxito no es un impromptu, como sacarse la lotería o tener el boleto ganador en un sorteo. La palabra misma lo está diciendo; la suerte es algo que puede o no ocurrir. Y no creo que estemos dispuestos a ello.
Lo que necesitamos es tener éxito, porque eso es lo que buscamos.
Manolo Echegaray.
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