En esta profesión nos toca decidir todo el tiempo. Optar por una cosa u otra es lo natural en la vida, pero en publicidad es algo que debemos hacer sí o sí.
Muchas veces las decisiones deben ser casi instantáneas, por eso es importante tener un bagaje permanente de conocimientos que nos permita elegir y hacerlo bien o lo mejor posible.
Pensemos por un momento en las muchísimas opciones que se nos presentan en un día solamente y en cómo vamos resolviendo cada cosa, cómo la encaramos. Decidimos en una reunión; sobre un horario de TV, sobre la medida de un aviso de prensa; sobre las posibilidades para escoger que hay entre diferentes eslóganes y muchísimo más.
El publicista, cualquiera que sea la rama profesional en que se desarrolle tiene que decidir. Elegir y recomendar.
Porque no importaría si solo hubiese, personalmente, que escoger. Hay que recomendar a otros sobre esa elección.
Y esto es una responsabilidad. Somos los causantes de que muchos hagan o elijan lo que respaldamos con nuestros mensajes y todo lo que se mueve alrededor de ellos: desde un plan de medios hasta el comercial para TV.
Hay que tener en cuenta esta responsabilidad, porque se suele pensar que sí, uno elige o escoge, pero no se calcula el impacto que tiene esa decisión y cómo se amplifica después. ¡Atención!
Manolo Echegaray.
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