Los diseñadores poseen su propia cultura, propios gustos, su propio mundo. Se rigen en base a una serie de conocimientos que no todos conocemos. También tienen ciertas reglas, creencias y problemas a afrontar en su día a día, es por eso que también tienen su propia ley a seguir. A continuación te mostramos los 10 mandamientos del diseñador, algo que les es útil y necesario en su trayecto como profesionales y artistas.
Buen cliente es el que paga
No te dejes engañar, los buenos clientes no son aquellos con megaproyectos (que al final quedan en nada). Buenos clientes son los que pagan lo que vale el diseño, aquellos que reconocen la tarea que has realizado. De ellos vendrán los grandes proyectos y de su buena resolución vendrán otros mejores.
Los diseñadores cobramos por una idea, no por horas de trabajo.
Si sólo cobráramos las horas de trabajo, los diseñadores pasaríamos a ser meros ejecutores; personas con una técnica en diferentes programas que nos permite realizar un arte final, pero en realidad un diseñador lo que hace es plasmar una idea en un papel, en la pantalla, etc, y lo importante de nuestro trabajo -el valor añadido- es laidea, lo más valioso de todo.
Un buen diseño comporta un buen proyecto.
Sin contenido es imposible dar forma a nada, así que seguramente tendrás que investigar, generar, crear el contenido que después te permitirá trabajar en un diseño siguiendo unas pautas, buscando unos objetivos. Muchas veces el contenido será -entre otras cosas- fotografías, gráficos, titulares, y sin ellos el diseño puede quedar cojo, como si le faltara algo, y eso normalmente se nota.
El buen diseño es eterno
Las tendencias en el mundo del diseño son algo de lo más normal, y no está mal inspirarse en ellas para generar nuestros diseños, pero no te dejes llevar en exceso por esas tendencias, ya que éstas vienen y van mientras que tu cliente se queda y querrá poder seguir una línea durante un tiempo e ir acumulando elementos al conjunto, de manera que den imagen de unidad y coherencia.
El buen diseño es para todos
No te centres en un tipo concreto de público, si no es que elbriefingte marca un target de manera tajante. Intenta trabajar para todo tipo de público; que cualquiera pueda entenderlo y sobretodo, que todos se sientan identificados.
Prepárate concienzudamente , técnicamente
Si sabes que tu proyecto va a acabar en la imprenta, la serigrafía, el diseño web, etc, podrás adaptar tu diseño desde el momento de la creación, dando soluciones mucho más reales y elaboradas que si tienes que realizar los cambios más tarde sobre la marcha. Los mejores diseñadores son, por norma general, los que conocen todo el proceso, ya que de ésta forma pueden controlarlo. No olvides que tú vendes ideas, pero el cliente compra todo el proyecto (incluida la ejecución).
Arriesga.
No te preocupes si no eres comprendido o si te copian; es mejor arriesgarse con ideas buenas que permanecer en la sombra con ideas grises que jamás conseguirán llegar a su objetivo.
El buen diseño es aquel que se paga
Cobra por tu trabajo, no minimizes tu tarea, piensa que no sólo vendes un trozo de papel con letras, o una pantalla con fotografías. Tus ideas sirven para comunicar, es la tarjeta de presentación de tu cliente y por eso la idea es mucho más importante que el tiempo de realización.
No trabajes para amigos ni con ellos si hay dinero de por medio
Si quieres ahorrarte dolores de cabeza, no trabajes con amigos ni gratis ni por dinero, pero en caso de hacerlo, hazlo gratis, delimitando el tiempo y las tareas que realizarás, ya que de lo contrario podrías quedarte al final sin cobrar y sin amigo. Los amigos de los diseñadores tienen la rara facultad de ver a los diseñadores como medio artistas, medio bohemios, mediozumbaos y creen que el hecho de diseñarles algo es simplemente coger un lápiz, un papel y los duendes de la creación hacen el resto sin apenas trabajo para el diseñador de turno, por lo qual si les cobras encontrarán el pago como excesivo, aferrándose siempre a la amistad.
Copia de los buenos
Nadie nace enseñado y los grandes referentes del diseño han de servirnos de inspiración, para poco a poco ir madurando y acabar por generar nuestro propio estilo que nos diferencie del resto.
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