¿PENSAR FUERA DE LA CAJA?

 ¿Cuál caja?

Cuando uno se enfrenta a una campaña nueva, ya sea para algún curso del instituto o ya trabajando en agencia, se enfrenta al reto de crear algo nuevo, que no se haya visto antes y que sorprenda a nuestro público objetivo. Lo primero que solemos hacer  es revisar nuestra larga lista de insights, buscar referencias de productos similares y sumergirnos en una larga lluvia de ideas con la finalidad de encontrar la inspiración necesaria para crear esa pieza nunca antes vista.

Y una de las cosas que tratamos de hacer a cualquier precio es pensar fuera de la caja, outside the box, pensar como nadie lo ha hecho antes. Pero esto nos trae un problema inesperado; por más raro que suene, nos encasillamos sin saberlo.

¿Cómo? Pues muy fácil. Sin querer, al pensar que dicha caja existe ya nos estamos limitando. Pensamos que ya existe algo pre-establecido de lo que debemos escapar. Unos de los profesores del ipp, Andrés “El Loco” Rodríguez, nos aconseja en partir por la premisa de que dicha caja nunca existió. Esto nos va a dar más libertad al momento de hacer la lluvia de ideas. ¿Quién dice que un panel tiene que ser rectangular? ¿Qué un spot de tv tiene que durar 30 segundos? Dejar de lado los estándares de los medios y crear propios, siempre y cuando sean para el beneficio de nuestro producto y nuestro mensaje sea claro.

Ahora, si realmente quieres encontrar esa idea nunca antes vista, hay un ejercicio que se puede hacer. Cuando tengas el producto frente a ti, saca lápiz y papel y comienza a pensar en todas las cosas que te vienen a la mente de dicho producto, hazlo durante 10 minutos. Cuando tengas esta lista con todas las características, pensamientos o posibles insights, vas a dejarlos de lado. Si se te ocurrieron 50 opciones en 10 minutos, posiblemente a otro más se le ocurrieron también. Aquí es cuando se pone interesante, pues lo siguiente es comenzar una lista nueva, con todas esas cosas que no son evidentes cuando piensas por primera vez. Repite esto 2 o 3 veces más; luego, cuando ya no tengas nada más que decir del producto, comienza a jugar con todas las ideas.

Mescla las evidentes con las no tan evidentes. Haz relaciones de una lista con otra, busca todas las combinaciones posibles. Te sorprenderá la cantidad de buenas ideas que van a salir de este ejercicio.