Gritar, elevar la voz y tratar de convencer por ello, no es un buen camino.
En publicidad por ejemplo, un comercial que tiene una pauta fortísima y que se lo ve aunque uno cambie de canal, lo único que conseguirá será actuar en forma negativa, hostigar al público, generando rechazo.
Lo que se necesita es una pauta inteligente (está de moda la palabra, pero escasa la acción) y un contenido que atraiga, informe y convenza. Seguramente he mencionado esto varias veces, pero es lo que he podido comprobar y es la experiencia lo que me hace decirlo.
Una pauta “nutrida” no asegura el éxito, así como tampoco un contenido flojo. El secreto es lograr un balance adecuado y eso no se consigue cargando a uno u otro lado.
Los gritos, en este caso, representados por una frecuencia apabullante, no aseguran nada y si fueran gritos verdaderos, harían candidatos a la ronquera, que supone una mala comunicación.
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