Describir es contar algo minuciosamente, cuidando que esté el menor detalle. Describir a la perfección es lo que hace un redactor publicitario cuando escribe un guión.
Cada escena, lo que en ella hay y sucede, cada movimiento de cámara, cada cambio, la iluminación, el ambiente, lo que se dice, el vestuario que se usa, los lugares donde ocurre cada cosa, la existencia o ausencia de música de fondo, los trucajes que se emplean, cómo es cada personaje… ¡Todo tiene que ser descrito exhaustivamente! No debe dejarse nada al azar. Un guión es el spot en letras.
Parece difícil, pero así son todos los comerciales. Nacen de una idea, se vuelcan al papel y se vuelven película; un promedio de duración de 30 segundos cada uno. Vemos muchos en las tandas de la televisión y de muy diversa índole. Pensemos que detrás de ellos hay un trabajo inmenso, mucha gente y lo que es más importante: hay muchas esperanzas.
Desde la que pone el que se le ocurrió la idea del spot, hasta las esperanzas del cliente.
Todo está pendiente de esos 30 segundos. De eso que empezó como una idea, se redondeó y produjo para hacer realidad un sueño: el sueño colectivo que se mostrará al público para que se involucre y sueñe el mismo sueño; porque al final son sueños los que llenan la pantalla en cada corte comercial. Sueños que invitan a soñar. ¿Soñamos?
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