Lo que parece ser una diversión puede resultar mortal si es que no se sabe manejar.
Las noticias nos dicen que un joven en los Estados Unidos obtuvo el empleo soñado y lo perdió casi de inmediato.
Publicó una foto suya en Facebook, mostrando su credencial del Super Bowl, el mega evento deportivo norteamericano. Según las condiciones de su contrato, ponía en peligro la seguridad del evento. El muchacho reconoció que no había leído la “letra pequeña” del documento.
Esto tiene que hacernos reflexionar sobre la potencia de un medio y los peligros que entraña actuar descuidadamente.
Muchas veces el impulso nos gana y ponemos algo que debiéramos haber pensado más o que ameritaba una revisión que sirviera para corregir. Lo hecho, hecho está y en esta profesión una vez que algo está publicado, no hay marcha atrás.
Facebook es, publicitariamente hablando, una buena alternativa, pero se necesita comprender bien cómo funciona y no “aventurarse” creyendo que es tan sencillo como poner un “like”. Menospreciarlo y creerlo sin ninguna complicación es equivocarse. Si se lo hace cuando uno sube “lo que no debe” en su cuenta “privada” (que en realidad es lo más público que hay), cuando hay que responder a otros… ¡mejor ni comentarlo!
Lo sucedido en este ejemplo que traigo a colación, si bien narra una desgracia particular (provocada por el excesivo entusiasmo y la falta de cuidado), debería extenderse y servir de escarmiento en cabeza ajena.
Si no somos cuidadosos con nosotros mismos y nuestras cosas ¿lo seremos con nuestros clientes?
Te están mirando…
Manolo Echegaray.
2.2.2015.
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