Ayer, 4 de noviembre fue el Día del Publicista o Publicitario, como quieran llamarlo.
Escribo hoy, ya que en realidad, todos los días son nuestros. Lo son, porque estamos “de servicio” los 365 días del año e inclusive de vacaciones, “pensamos en clave de publicidad”.
Es una profesión que llena los espacios, que espera de aquellos que la abracen, una entrega total. Creo que mucha gente de esta tribu, hasta sueña, cuando duerme, con la publicidad. Lo que pasa es que a mí me sucede y pienso que así ocurre a todos. Es que ser publicista o publicitario es ser miembro de un club que no tiene fronteras. Se conocen las claves, se habla la misma jerga y todo lo que se hace es siempre “para ayer”.
Hoy es “al otro día”, como cuando nos aprobaron la campaña, o quedó terminado el spot. Sí, hay un suspiro largo y uno sabe que no puede “quedarse” porque hay mucho qué hacer.
Es que ser publicitario o publicista, no es ser “cualquier cosa”: Es mirar cada tema de distinta manera, con la óptica especial que nos da esta carrera. Hagan la prueba y piensen, verán que lo hacen como publicitarios.
¿Publicidad?: un virus que ataca silencioso. Un virus para el que no hay y creo que no habrá nunca, cura definitiva.
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