La publicidad se está haciendo diariamente; en cada instante, millones de comerciales y avisos se están creando a lo largo y ancho del mundo. Somos parte, aunque no nos demos perfecta cuenta de ello, de algo inmenso que está siempre en movimiento, en ebullición, tratando de hacer cosas distintas. Somos “socios” de un club mundial inmenso: el de los “hacedores de publicidad”. Esto nos debe alegrar porque formamos parte de una comunidad diferente, que tiene reglas básicas comunes y que responde a variaciones exigidas por cada realidad.
Hay que tener siempre en cuenta que somos iguales y distintos. Nos movemos por carriles similares pero a alturas y niveles que varían. Sin embargo, el objetivo es uno: comunicar.
Nuestra comunicación también es diferente, porque se trata de comunicación persuasiva. Hemos de convencer.
Somos un grupo muy grande de “convencedores” que traspasa fronteras normales y con ciertos ajustes necesarios, podríamos, en teoría, actuar en cualquier parte.
Esto nos da poder e implica también una gran responsabilidad. Otras veces ya he hablado de ello, pero tenemos que tenerlo siempre presente: Somos parte integrante de una fuerza mundial que puede hacer que sucedan cosas o que cambien. Un publicista no suele pasar desapercibido y es bien cierto aquello de “por sus obras los conoceréis”.
Lo que hagamos o dejemos de hacer es decisivo y tenemos que tomarlo en cuenta. La publicidad mueve al mundo y nosotros sabemos cuáles son los botones: pensemos bien antes de apretarlos.
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muy cierto , somos hacedores de impacto ,es sorprendente que aun haya empresas no valoren ,una buena publicidad ,es tiempo que seamos ese plus dentro de los miembros de la publicidad en cada área y estratos social ,seamos la diferencia ,rompiendo fronteras de la mente de algunos empresarios ,no entienden su inversión ,ya que su nombre como marca tal impacto por tradición no renuevan y se cierran ,bueno es una observación, cordial saludo de este ex alumno del IPP en Diseño publicitario ,Gustavo Mori Santome egresado del año 1993 ,sr. Manolo Echegaray