Estoy tentado a dar una respuesta afirmativa, aunque es cierto que hay cosas inservibles. Lo que pasa es que uno nunca sabe cuándo utilizará algo y en creación publicitaria esto es especialmente verdadero. No se trata de hacer un panegírico del “cachivachero” pero a veces no se imagina uno los servicios que ese “algo” que está refundido en un cajón o archivado en algún recóndito lugar de la memoria puede prestar en un momento dado.

Opino que hay que acostumbrarse a esperar antes de desechar. Repito que no se trata de llenarse de basura, pero sí sé que con el tiempo iremos valorando mucho de lo que ahora “nos estorba”. Tener un buen archivo, ahora que la computadora nos permite guardar textos e imágenes, es importante. Importante es clasificar adecuadamente lo archivado, para poder hallarlo cuando se necesite. Es bueno, si es que lo tenemos, cada cierto tiempo recorrer el archivo, porque las respuestas a nuestras preguntas pueden estar ahí. Saber qué es lo que tenemos es vital y para eso es necesaria la paciencia y el orden: la paciencia del coleccionista y el orden del archivero. El archivo, insisto, es una fuente de consulta invalorable y proporcionará muchísimas ideas.

Antes de botar algo, si crees que algún día, para algo, puede servirte… ¡haz una copia en tu computadora! No perderás nada (literalmente) y te darás cuenta, con el tiempo, que tienes un tesoro y que puedes usarlo.

Manolo Echegaray.

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