ESCRIBIR PARA TODOS
Cuando se escribe para publicidad, hay que hacerlo para que todos entiendan. El fin de los mensajes publicitarios es que surtan el efecto deseado y no tengan que ser descifrados, de lo difíciles que resultan. Porque si el asunto no está claro, vendrán las interpretaciones que pueden ser muy distintas a lo que se quiso decir, o simplemente el hartazgo de ver o leer algo que no se entiende.
El castellano es un idioma muy rico y tiene muchas palabras que están en desuso o se utilizan pocas veces y cuyo significado hay que buscarlo en un diccionario. Lo que quiero decir es que no debemos usar en publicidad las palabras que generalmente no usamos en nuestro hablar común. Ciertamente no se trata de usar un lenguaje degradado y pobre, pero es que a veces encontramos algún texto que es un verdadero galimatías. Ni tanto ni tan poco. A la publicidad como comunica, le interesa llegar, ser comprendida. Le interesa ser efectiva y si de entrada se usa un idioma castellano que no se entiende bien, mal andamos. O es que el redactor se las quiere dar de “culto”, o trata de usar un lenguaje “coloquial” que tal vez sus amigos cercanos entiendan, incluso en la comunicación audiovisual.
En publicidad, repito, se escribe para que todos puedan leer o escuchar sin problemas. Hacerlo de otra manera es la vía más directa para llegar al fracaso.
Manolo Echegaray.
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