En el competitivo mundo de la publicidad habrán muchos momentos en que te provoque rendirte y dejar todo como está u olvidar el tema, sobre todo si estás bajo presión, que es lo normal.
A veces te estrellas una y otra vez contra una pared que parece inexpugnable y resiste todos tus intentos por romperla; déjame preguntarte si has considerado rodearla, alejándote momentáneamente del objetivo final, pero contemplando una opción diferente…
Rendirse es en realidad claudicar, reconocer que algo no se puede y francamente hay muy poco que no sea posible. Puede parecer exagerado hablar de esto si estamos haciéndolo sobre algo en apariencia intrascendente, como es un aviso; sin embargo hay que acostumbrarse a enfrentarlo todo y planteárselo como un reto, uno que puede ser complicado de obtener pero no imposible.
¿Palabrería? No precisamente. Solo los necesarios puyazos de incentivo para que sigas adelante y no te asustes por lo que venga, aunque parezca enorme.
Piensa, por favor, que ya empezaste a caminar hacia una meta que se ve prometedora y no puedes dejarlo todo a medio hacer. Dar la vuelta y regresar al punto de partida, derrotado por no haber intentado lo suficiente es un fracaso. Y tu carrera no se hará en base a fracasos (por honrosos que te parezcan). Piensa que en esta competencia no hay segundo o tercer lugar, si no ganas… ¡perdiste!
Manolo Echegaray.
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