Salvo error, tu idioma es el español, el castellano como se le dice comúnmente. Y si quieres ser redactor publicitario o aspiras a serlo, lo que tienes que dominar es tu idioma. Es con él que te vas a comunicar con diferentes públicos y necesitas que te entiendan perfecta y rápidamente.
No puedes ni “jerguear” (que no es lo mismo que juerguear, porque este neologismo viene de jerga) ni usar esos “sobreentendidos” a los que a veces estás acostumbrado.
Sin hablar o escribir en difícil, tus textos tienen que tener nivel y ser lo más perfectos posible en cuestión de idioma.
Sé que se usan abreviaturas y glifos (dibujitos) en el habla por teléfono celular y computadora, pero es mejor desterrarlos de lo que hagas. Los “emoticones” no deben sustituir a las palabras ni puedes dar por sentado nada.
Tienes que aplicarte en ortografía y en todo lo que signifique construir tu lenguaje. Recuerda que es tu herramienta de trabajo y tu arma secreta.
Así como el tirador mantiene aceitado y funcionando a la perfección su fusil, así debes actuar tú con el idioma que usas; no puedes descuidarte ni dejar nada al azar. Tampoco puedes confiarte en los “correctores automáticos” que tienen los programas de la computadora; lo que no sepas o aquello en lo que dudes, consúltalo más de una vez y asegúrate. Hazte amigo de los diccionarios y no tengas vergüenza por no saber algo: consulta, pregunta y obtén respuestas. Piensa que lo que tú escribas será leído por otros –quizá por miles- y estarás escribiendo siempre en nombre de otro, sea este un producto, marca o servicio. Tienes que hacerlo bien, correctamente. No puedes hacer quedar mal a otros y de pasada a ti mismo.
Ser redactor publicitario no es fácil y se está aprendiendo siempre. La creatividad la tienes y puedes desarrollarla. El idioma lo usas y debes perfeccionarlo… ¡siempre!
Manolo Echegaray.
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